El karma llega con el alma a ciegas (Una vida para recordar).

3RA PARTE:

Autor: Jefferson Zúñiga  

Han pasado 2 años en la escuela primaria José Encarnación Muñoz Archivor, que bueno para este niño ya tenía establecido estándares que lo iban definiendo en la trayectoria de su vida, el ya haber formado parte de un nuevo grupo de amigos en  3 grado de primaria que era de nuevos amigos como Pablo, Jesús, Daniel, Álvaro y Juan claro con algunos ya habían compartido experiencias divertidas en grados anteriores.

Al principio todo estaba tranquilo pasaron unos días y de repente llego un viernes para el esos días se encontraba super descontrolado su instinto animal corría por sus venas de arriba hacia abajo y viceversa, se acercaba la hora de la salida eso orillaba a que también sus amigos se pusieran más tensos, pero tranquilo algo ocurría 10 minutos antes de que toquen la campana el maestro les pidió que guarden silencio por que cuando toquen quería hablar con nuestros tutores el que no esté sentado y en silencio no saldrá primero, joder de inmediato corrió hacia su escritorio, pero no lo hacía por hacerle caso al maestro sino porque tenía que llegar antes de las 12.30 para llegar a ver los pingüinos de Madagascar, ese dia antes de que toquen la campana ya habían abierto la puerta principal para la entrada de las Mamás, al percibirse que su madre ya se encontraba parada afuera del salón con la sombrilla en la mano por el intenso sol, mientras tanto llego director acompañado de un maestro, todos los demás se dieron cuenta de inmediato ya tenían esa costumbre de avisarle al maestro por cualquier motivo que sucediera en el momento, pero algo muy interesante el maestro con el que venía acompañado era su Tío, él lo sabía o al menos ya lo había notado desde el 1er grado que él se encontraba trabajando en dicha escuela de maestro, pero en ningún momento tuvo el presentimiento que le fuera a dar clase, interrumpiendo hace el director hizo un breve comunicado para informarles que nuestro nuevo maestro iba hacer el profesor Miguel Ángel, inconscientemente el no sabía que su vida iba a cambiar, pero para él todo lo contrario estaba feliz por qué alguien de su familia estaba a punto de iniciar una nueva etapa, el tomaba en cuenta muchas ventajas como que vivía enfrente de su casa no así que no habría la oportunidad que lo pueda perjudicar en la escuela, pero quedaba muy corto de las desventajas así mismo cerrando con las clases de la semana.

Ya de regreso a casa tenia hasta suerte que no se encontraba muy lejos de la escuela, por cada dia que iba pasando este niño iba acumulando una experiencia única llegando ala esquina de la primera cuadra se encontraban unas maquinitas muy populares ahí se encontraban chavos de 4 y 6 de primaria e incluso de la secundaria, el se metía corriendo si pequeña estatura le aportaba una tremenda agilidad para escabullirse durante sus escenas de diversión para espantar a cualquiera que se le encuentre en su camino, entre sus planes y locuras provocados este niño su mundo eran los videojuegos, en la esquina de la primera cuadra para llegar a su casa se encontraban la casa de don Goyo ahí se encontraba la pura diversión de las maquinitas él ya lo sabía y no podía perderse esa tremenda oportunidad, así mismo al ingresar al mundo de los videojuegos y ese ambiente de chavos, para él era muy divertido el ser parte de un grupo de individuos que ni siquiera lo conocían ni mucho menos el conocía a ellos, pero se  sentía al mismo nivel que ellos, ahí es cuando comenzó la siguiente parte del cuento se empezaba a poner bueno, en ciertos momentos cuando alguien de los chavos se ponía de pie mientras gritaba “PUTAMADRE” y el otro con el que estaba jugando se moría de la risa era imposible detenerlo se moría y moría de la risa, por otra parte el que grito esa palabra empujo la silla y mejor decidió retirarse de la maquinitas gritándole “PINCHES TRAMPOSOS”, mientras los demás que se quedaron le respondían ya cállate lárgate, mientras tanto otro ocupaba su lugar para Jefferson era lo máximo que le estuviese pasando en su vida desde ese momento nuevos pilares estaba estableciendo, no existía alguien que les impidiera este tipo de palabras el panorama era todo normal, todo lo contrario era que el ambiente eso causaba un efecto más divertido el contagio de las risas se distribuyo en todos los demas que se encontraban en ese mismo lugar.

De repente su madre ahí en la calle haciéndole señales con la mano él  no se quería ir se sentía parte del grupo de chavos su madre al detectar que la estaba ignorando, le advierte o vienes o te encontró a buscar, ya empezaba a molestarse ahí fue cuando le empezaba a responderle a su madre “QUE YA VOY” pues apúrate que ya es tarde que todavía vamos a comer, el ya pensaba que su mamá se iba a retirar pero no fue así ya estaba apunto de entrar a la casa de don Goyo, cuándo vio que ya estaba con un pie adentro del lugar, salió corriendo él sabía que no se encontraba en la mejor disposición para obedecer así que estaba callado con su mirada seria y amargada llegando a la reja de su casa se le queda viendo su mama, preguntándole que tienes, quiero quedarme a jugar con mis amigos claramente no eran sus amigos pero él ya los había identificado como sus amigos, como te iba a dejar con esos chamacos todo locos no cómo crees niño, pero yo quiero quedarme no me importaba lo que fuera a suceder que no ya te dije no entiendes él se sentía regañado y entraba de una muy agresiva a la casa para él su refugio era el cuarto de abajo tirándose mientras gritaba y lloraba al mismo tiempo, para el todo su dia fue arruinado por no hacerle este cumplido rápidamente su mamá le gritaba lávate las manos por favor que ya vamos almorzar, el respondía de una manera tan rara entre gritos y quejas ni el mismo podía con su vida trataba y trababa pero apenas era un pequeño rebelde.