Scriptum

 

EL CAOS EN UN MOMENTO.

Lemuel Francisco García Seca.

A partir del mes de agosto del presente año, ha existido una serie de acontecimientos muy peligrosos en la Ciudad de Campeche tales como robos a casa habitación, robos a personas a plena luz del día aun en avenidas concurridas, al igual que secuestros y ahora hasta asesinatos. Lo cual hace que las cosas cambien a diferencia de cómo era antes, haciendo de este municipio un lugar más inseguro y acabando con la esencia de un “pueblo tranquilo”.

No comprendía la magnitud de lo que sucedía hasta  que lo viví en carne propia.

Como todos los días uno amanece sin imaginarse lo que más adelante me acontecería. Pintaban los restos de una noche normal todo en completa calma como usualmente solía  suceder, confiadamente andaba por un lugar el cual suelo transitar con frecuencia, aunque he de confesar honestamente que sí es una zona oscura y con muy poco tránsito vehicular y de personas. 

Iba caminando cuando de pronto me percate de una persona que venía corriendo hacia mí, traía consigo un palo con toda la intención de dañarme,  inmediatamente salí corriendo tratando de alejarme lo más posible, ya había transitado dos cuadras cuando de pronto una moto me cerró el camino,  al verme acorralado me detuve y me percaté que era la misma persona pero venía acompañado de otro sujeto quien me quiso arrebatar mi mochila a lo que me opuse y me dijo que le entregara mi celular a lo que le dije que no tenía y me dijo dame tu cartera a lo que tomo $50.00 que traía solamente y mi credencial de elector dándome un palazo en el brazo en el cuello y en la espalda empujándome para luego rápidamente salir huyendo.

En ese momento acudí a la caseta de policía que se encuentra a unas cuadras para reportar lo sucedido, a lo que el agente de policía me preguntó que si "era mía una credencial que saco del cajón de su escritorio" diciéndome que una señora la había encontrada tirada por la calle, -algo muy extraño por la rapidez con la que fue encontrada y llevada a una autoridad-.

El policía me dijo que si me sentía dañado podía levantarse una denuncia, a lo que preferí acudir al médico para ser revisado por los golpes recibidos; el doctor me dijo que no eran de cuidado y que solamente tomara un analgésico para el dolor.

Todo lo que nos sucede en la vida diaria nos trae un aprendizaje, siendo la lección de lo sucedido es que las cosas hoy en día son muy diferentes a las de años atrás; la delincuencia y el peligro están a la orden del día aún estando muy cerca del lugar donde vives y transitas a diario. 

Comparto con quien quiera leer estas líneas, esperando sirvan de advertencia para que no pasen por un momento como el mío, sobre todo por lo que implica que ya en nuestra ciudad, esa ciudad en la que antes era tan tranquila y segura que podías caminar a cualquier hora de la noche sin preocupación, poco a poco va quedando en el pasado. 

Finalizo esperando que tengan mucha precaución y no se descuiden sin importar la hora ni
el lugar que sea y que Dios nos ampare.